LEONARDO DA VINCI, UN GENIO TRAVIESO

Escrito el 15 febrero, 2016 por Algarabía

Leonardo da Vinci fue un niño travieso que de grande llegó a ser un sabio. Nació en 1452 en Italia y vivió su infancia en la casa de su papá: el castillo de Vinci. En tiempos de Leonardo, las personas no tenían apellido, por lo que se hacían llamar igual que el lugar en donde habían nacido o pasado su niñez. Así se formó el nombre completo de Leonardo da Vinci, aunque él siempre prefirió que lo llamaran simplemente Leonardo.

 

Él fue un niño muy agitado, con un tremendo ingenio sobre sus travesuras, así como una constante y agitada curiosidad por aprender. Su papá se dio cuenta de que dibujaba muy bien y decidió enviarlo a Florencia con el pintor Andrea del Verrocchio, para que aprendiera todas las técnicas de la pintura.

 

Un día, Verrocchio le encargó al joven Leonardo que terminara de pintar el detalle de un cuadro; Leonardo lo hizo tan bien, que cuenta la leyenda que Verrocchio se enojó al verlo, porque se dio cuenta de que su alumno era mucho mejor artista que él.

 

El hombre que lo sabía todo

Además de estudiar pintura, Leonardo se interesó por saber de otras artes y ciencias: fue ingeniero, arquitecto, naturalista —hoy les dicen biólogos—, filósofo, inventor, etcétera. Quería saber todo sobre el vuelo de las aves, para crear máquinas en las que él pudiera volar. Estudiaba cadáveres por dentro y por fuera para saber cómo funciona el cuerpo humano.